Todo comienza por la mala organización, el nivel bajero del dirigente, quien en algún momento se cree, "el hacendado", el burro con pisto, son una versión guanaca de Florentino Pérez, según ellos, no hacen cálculos ni proyecciones reales, luego se ven hasta el copete de deudas, como paso siguiente, la desesperación en el plantel no se hace esperar.
El ocaso de un equipo y la crónica de una deuda anunciada
Los jugadores siguiendo la lógica, hace presión, buscan hablar con los dirigentes que normalmente se esconden, luego siguen las suspensiones de entrenos, si hay acuerdo se procede, sino lo adecuado es interponer la respectiva demanda ante el ente rector del balompie nacional; dicho esto y cumplidos los pasos, si no hay voluntad dirigencial, pese a estar en peligro la categoría, se procede a la desafiliación, tal y como le pasó a CD Once Municipal, un equipo histórico, pero a los dirigentes eso les importa un rábano, a lo mejor esa era la intención.
¿Quien se beneficia con la desafiliación?
Comencemos por agregar, que si los dirigentes de CD Once Municipal dejaron que esto sucediera es porque el equipo, la afición y la marca como tal no les interesaba para sus propósitos particulares. Ahora bien, hay vicios en la legislación deportiva, porque parece que hasta un favor le han hecho al dirigente, porque con equipo desafiliado ya no tienen con que ejercerle presión para que pague los salarios de los jugadores. Es como si a uno de estos dirigentes les secuestraran un ser querido y renuente a pagar, decide que los captores hagan lo que quieran con su familiar pero el no va a pagar, así de mezquino es esto, pues se vulnera lo más sagrado para un jugador o trabajador, SU SALARIO.
¿Y ahora quien obligará a los dirigentes a pagar los salarios?
El vacío legal es tal, que las autoridades del fútbol, llámese, Primera, Segunda, Tercera División o Federación Salvadoreña de Futbol, no tienen interés de legislar al respecto, porque son parte de la misma estructura corrupta. Lo ideal sería que los contratos que firman los jugadores deben tener cláusulas específicas de amarre de obligaciones, es decir que los suscriptores del instrumento sean jugadores, junta directiva, compuesta por personas naturales y éstas se conviertan en deudores y el jugador acreedor, para que dadas circunstancias como una desafiliación, el jugador una vez agotadas las instancias de tribunales deportivos opte por acudir a tribunales de justicia a procurar el pago de lo adeudado.
A los dirigentes se les debería sancionar de por vida por casos de irresponsabilidad como estos, no permitirles volver a formar parte de dirigencia alguna, además de negarles, extensión de pasaporte, salidas del pais, negarles refrenda y extensión de licencia, es decir, fichar a estos corruptos sin criterio de forma tal de perseguirles civilmente, ya que están jugando con el sustento de muchas familias, no importándoles que el jugador se prepara día a dia, se debe alimentar el y los suyos, así como el sacrificio que eso implica, y todo queda en la frustración porque uno o varios viejos pendejos irresponsables no son capaces de dar la cara a sus obligaciones.