Muchos dicen: “El fútbol salvadoreño, esta agonizante”, otros “el fútbol salvadoreño esta enfermo”, pero hay quien dijo una vez, respecto a la garra del fútbol salvadoreño “Mataron al indio cuscatleco, que llevamos dentro”. Todas son ciertas, El Fútbol de El Salvador esta muerto, pero vive en un pueblo chico, infierno grande; las consecuencias no solo de haber matado la ilusión rumbo a Brasil 2014, es mas allá, son mas de 30 años de fracasos y vivir infiernitos, pero en comparación a la actualidad el infierno es mas grande.
El vivir a tope la pasión de la selecta, es el sueño de cualquiera que anhele que dentro y fuera de su país, los salvadoreños, respiren selección, todo eso es magnifico; el problema son las desilusiones posteriores, mas, cuando queda la sensación, que hubo apoyo, que había material humano, para hacer mas digna la caída. Una afición que se volcó al coloso de Monserrat el 12 de Octubre 2012, paso de la gloria al infierno, como en todo infierno los tormentos están a la orden del día, conozcamos algunos tormentos:
El tormento a la aficion: El aficionado salvadoreño, es quien menos la debe, quien menos lo merece, pero quien mas lo sufre; sufren las derrotas, sufre las vergüenzas, sufre no solo las burlas cuando vive en ciudades cosmopolitas, en donde gente de otras nacionalidades hacen mofa, de su selección; eso duele, a todo salvadoreño de corazón, menos a algunos jugadores, dirigentes, directivos, federativos o el nombre que desee ponerle al demonio que causa este tormento.
El tormento de los patrocinadores: Bien dicen que hay que disfrutar mientras se pueda, la marca MITRE, patrocinador de los uniformes de la selecta, había hecho, venta loca, con camisas, chumpas, shorts y mucho mas, con los colores y emblemas de la selecta salvadoreña, una vez llegado el presente infierno, MITRE, se quejo que hasta ellos sufrían el descalabro; lo cual es obvio ya que hay un descontento y poco animo de invertir con orgullo, sin embargo algunos siguen adquiriendo los productos, pero no como antes o como lo harían si la selección nacional de El Salvador, hubiese clasificado a la hexagonal final. El tormento de las vacas flacas.
El tormento de los jugadores: Sera que algunos no se han dado cuenta que vivimos un infierno futbolístico? sera porque ya se volvieron insensibles a dicho tormento y de que otros paguen por ello, o sera que están tan acostumbrados a infiernitos desde sus clubes, que el fuego de este infierno que vive el fútbol salvadoreño ya ni les arde la cara; para algunos su tormento será, lanzarse dardos acusadores entre jugadores, como dice el libro sagrado“allí sera el crujir y rechinar de dientes”, mejor no se pudo haber escrito; las declaraciones de los jugadores serán sus propios tormentos y así poco a poco se empezaran a sacar mas y mas los trapitos al sol.
El tormento de la prensa y allegados: Simple y sencillamente la prensa deportiva de El Salvador, señala, dicta puntos de vista, pero ello le conllevan ya sea el reconocimiento o el tormento del odio de la afición, a lo que consideran injusto, a veces, la afición ultraja a periodistas, de TV, radio o escrita sin razón, en otras los puntos de vista no concuerdan, muchos se encargan de defender lo indefendible, ese es su tormento, no quedar bien con nadie, no se puede quedar bien con todo mundo, ni se es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo.
El tormento de federativos y técnicos farsantes: en este tema, no hay argumentos, ya que para ellos no es tormento, de eso viven, no les importa si el infierno sea chico o grande, lo importante es que las cuentas bancarias engorden y sus contratos sean pagados, no hay tormento para esta gente, ya que ellos son el infierno mismo, ellos gozan, aunque las cosas no0 salgan bien, ellos se toman fotos con artistas y hacen viajes, así que cual infierno, ellos son los que hacen imposible la convivencia y el desarrollo del fútbol salvadoreño.
La misión por difícil que parezca, es revivir este muerto, llamado fútbol salvadoreño,parece imposible, mas no lo es, requiere de voluntad y de arar la tierra mala, y volver a creer y sembrar en las nuevas generaciones, pero sin carroñeros que se lucren sin dar frutos a este fútbol, sino mas bien con gente que quiera invertir en el futuro del cual tanto gusta y merece este sufrido pero lindo país.
Nelson Emilio García (Redacción Opinion Dominical ltd)