Los altos precios, una agenda inútil, poco contacto con el público selecto, retrasos de programa y algo muy distinto a lo ofrecido hicieron de la visita de Ronaldinho un fraude, algo bochornoso.
Según medios deportivos la empresa promotora de esta visita, Promueve El Salvador, hizo todos los esfuerzos para que la agenda del brasileño dejara una huella positiva en el país.
La directora de la empresa, Rosa María del Cid, explicó que “lamentablemente, por distintas cirunstancias, Ronaldinho no cumplió todas las cláusulas establecidas en el contrato firmado”.
Si bien es cierto nadie le pone una pistola a la gente para que caiga presa de estos engaños. A un futbolista lo trajeron la primer noche a hablar 15 minutos de conferencia y en el Palacio de los Deportes otra vez a contestar preguntas, y nunca un show de fútbol pagando precios de $20 a $65 con escasa concurrencia.
En el Mágico González un fiasco de campamento niños cuyos padres pagaron algunos hasta $225 dólares se sintieron defraudados, no pasó lo que les anunciaron. Lo de la cena exclusiva con el jugador brasileño tenía un costo de $325 dólares una š suma, insultante, ni que Ronaldinho les diera en la boca los manjares de los dioses.
Simplemente en El Salvador agarraron sus pendejos ¿Quién cuestionará a dicha promotora? Desde un inicio sonó mal que no hicieran simplemente un partido en el estadio Cuscatlán, dos equipos de la Primera División, Ronaldinho jugando un tiempo con cada uno y precios a criterio. En Honduras así se realizó y casi nadie salió molesto, pero en El Salvador quisieron hacer su agosto y al final no les resultó, la gente está encabronada el único que ganó fue Ronaldinho quien cobró lo pactado y por lo tanto se fue con la sonrisa de siempre.
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